miércoles, 26 de abril de 2023

Se inaugura la Capilla de San Rafael Arnáiz en la Catedral de Valtaria

En el día de hoy, coincidiendo con la festividad de San Rafael Arnáiz Barón, ha tenido lugar en la Catedral de Valtaria la inauguración de una capilla dedicada a este santo español, elevado a los altares por la Iglesia Católica en 2009 y uno de los mayores místicos del siglo XX.

En la presentación y bendición de la capilla por parte del Obispo de Valtaria han estado presentes S.A.S. el Príncipe Luis I junto con otros miembros de la Familia Real y el Ministro Principal D. Valerio Vento, además de numerosos fieles que no han querido perderse la solemnidad del acto.

Rafael Arnáiz nació en Burgos el 9 de abril de 1911, de una familia de alta sociedad y profundamente religiosa, y en esa misma ciudad fue bautizado y confirmado. Comenzó sus estudios en el colegio de los padres jesuitas y recibió por primera vez la Eucaristía en 1919.

En esos años tuvo la primera visita de la que habría de ser su asidua compañera: una enfermedad de fiebres colibacilares que le obligó a interrumpir sus estudios. Cuando se recuperó, su padre, en agradecimiento a lo que consideró una intervención especial de la Virgen, a finales del verano de 1921 lo llevó a Zaragoza, donde lo consagró a Nuestra Señora del Pilar.

Su familia se trasladó a Oviedo, y allí continuó sus estudios de bachillerato, en el colegio de los padres jesuitas y al terminar se matriculó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, donde supo unir el estudio con una ardiente y asidua vida de piedad, introduciendo en su horario de estudio largas visitas al oratorio de Caballero de Gracia y participando puntualmente en su turno de adoración nocturna.

De inteligencia brillante y ecléctica, Rafael tenía destacadas dotes para la amistad y buen trato. Poseía un carácter alegre y jovial, era deportista, rico en talento para el dibujo y la pintura, le gustaba la música y el teatro. A la vez que crecía en edad y desarrollaba su personalidad, crecía también en su experiencia espiritual de vida cristiana.

En su corazón, dispuesto a escuchar Dios, quiso suscitar la invitación a una consagración especial en la vida contemplativa. Había conocido la Trapa de San Isidro de Dueñas (Palencia) y se sintió fuertemente atraído porque la percibió como el lugar que correspondía a sus íntimos deseos. Así, en diciembre de 1933 interrumpió sus cursos en la universidad, y el 16 de enero 1934 entró en el monasterio de San Isidro, de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia.

Después de los primeros meses de noviciado, vividos con entusiasmo en medio de las austeridades de la trapa, de improviso Dios quiso probarlo misteriosamente con una penosa enfermedad: una aguda diabetes, que lo obligó a abandonar apresuradamente el monasterio y a regresar a casa de sus padres para ser cuidado adecuadamente. Regresó a la trapa apenas restablecido, pero la enfermedad le obligó a abandonar varias veces el monasterio, donde volvió otras tantas veces para responder fielmente a la llamada de Dios.

Falleció en la madrugada del 26 de abril de 1938, recién cumplidos los 27 años, siendo sepultado en el cementerio del monasterio y posteriormente en la iglesia abacial. Muy pronto su fama de santidad se extendió fuera de los muros del convento. Sus numerosos escritos ascéticos y místicos continúan difundiéndose con gran aceptación y para el bien de cuantos entran en contacto con él. Ha sido definido como uno de los más grandes místicos del siglo XX.

Fué proclamado Beato por el Papa Juan Pablo II el 27 de septiembre de 1992 y canonizado por el Papa Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009 en la Basílica de San Pedro del Vaticano.