jueves, 8 de septiembre de 2011

Discurso del Solio del Imperio Constitucional, Septiembre 2011

ANHMini-AgustínDamiánI (2)

Muy Ilustrísimo señor Presidente del Supremo Congreso de la América Mexicana;

Ilustrísimos señores diputados de la III Legislatura de éste Supremo Congreso de la América Mexicana;

Pueblos del Anáhuac, todos:

En éste día que celebra con gracia y solemnidad la reunión de los representantes de todos los pueblos del Imperio, en éste día que reviste el invaluable signo de la voluntad popular, unánime, vigorosa y determinada, hablo con orgullo ante todos los anahuacenses sobre el feliz estado que guarda la Unión del Imperio Constitucional.

Con determinación y fervoroso brío, el administrador de los destinos del Imperio y sus fieles auxiliadores han trabajado por el bienestar común de todos los individuos que componen ésta feliz sociedad de la América Mexicana. Las memorias de la administración pública son, en consecuencia, afortunadas para sus ejecutores y cumplidoras de las responsabilidades ante los pueblos del Anáhuac.

Hoy, anahuacenses, nuestras ciudades, villas y pueblos son más prósperos que hace dos meses. Hemos reorganizado la organización administrativa de nuestras provincias y territorios, y bajo el auspicio de la voluntad popular, expresada a través del referéndum, hemos creado provincias digitales para dar acceso y amable acogimiento a todo mexicano, sea cual sea su particular procedencia. Hoy con orgullo el Imperio de la América Mexicana tiene un hogar para cada mexicano, sin menester de abandonar sus costumbres locales. Anahuacenses, hemos adoptado una firme posición progresista y digitalista, pero con apertura a todas las corrientes del buen micronacionalismo: anahuacenses, siéntanse orgullosos de con mucho trabajo conviven en una gran democracia, donde la voz del pueblo se escucha y se atiende verdaderamente. No nos basamos en promesas, en dar largas, en postergaciones; hemos conseguido hacer realidad el espíritu de las letras que inscribimos en el Acta misma de nuestra Fundación. Levantamos una micronación de hechos, de justicia y de prosperidad. Con orgullo puedo pronunciar a ustedes éstas palabras: hemos administrado óptimamente la prosperidad.

Durante éste periodo concluimos y entregamos a los diputados un edificio digital para sus actividades cotidianas y solemnes, y finalmente el Supremo Congreso pudo dejar su provisional sede en el Palacio de Lizardi, que generosamente el gobierno de la Confederación Magnoducana ofreció provisionalmente, para trasladarse a su nuevo y adecuado Palacio Legislativo, en la Imperial Villa de Yturbidópolis Nova Ymperivm.

Con denuedo el gobierno de la Unión del Imperio Constitucional ha trabajado para tener una economía antropofista sostenible. Hemos luchado arduamente a favor del individuo, hemos dado a la clase trabajadora todo el apoyo imperial para que se logre un bienestar general y unánime de la población, y que la prosperidad sea administrada de tal forma que se modere la opulencia y la carencia. Hoy como nunca el individuo antropofista con su trabajo hace prosperar una empresa que remunera con dignidad y progreso sus actividades, y la colectividad hace adelantar al Imperio, que como padre amoroso acoge las carencias y dolencias de sus hijos. Hoy el anahuacense predica el progreso tanto del trabajador como del inversor, y ambos conviven sin ser una carga para el uno o para el otro.

A ultramar, el Imperio progresa estrechando cálida y fraternalmente las manos el anahuacense norteamericano y el anahuacense europeo: con pasos coordinados, conjugando fortalezas y auxiliándose mutuamente en las flaquezas, la Unión resulta el espíritu unánime para los pueblos que han sabido depositarse al cobijo de un solo cetro. ¡Anahuacenses, la Unión es el camino perfecto del progreso, de la paz y de la prosperidad! ¡La Unión hace la Fuerza!

Con mucho denuedo, el Imperio hoy día ha sabido reunir bajo su seno a un mayor número de fraternales adherentes y ciudadanos. Nuestra comunidad crece, con ella nuestra fortaleza. Anahuacenses todos: la concordia, la tolerancia y la obediencia es el único camino para que la Unión perdure por el tiempo. El que no sabe obedecer no sabe mandar. Con cuidado de la autonomía de nuestros Reinos federados, y buscando el progreso de las provincias y los territorios, hemos puesto animoso cuidado en la distribución adecuada de la población en núcleos urbanos digitales bien definidos. La base de una buena convivencia es una buena organización.

La Unión del Imperio Constitucional hoy se reporta entera y orgullosamente soberana. Hemos continuado en la protección de dicha soberanía, fortaleciendo las instituciones, estableciendo mecanismos que contribuyan a su defensa e instaurando firmes e inamovibles ideales que sean base de un espíritu único e inmutable de identidad soberana. La Unión del Imperio Constitucional se reporta soberana en sus dominios, soberana en su gobierno y soberana ante las micronaciones de todo el orbe. Teniendo en la mente ello, hemos continuado en el fortalecimiento de la soberanía social mediante la protección y fomento de los proyectos culturales de la micronación, la identidad e idea de unidad tanto local como imperial, y el sentido de pertenencia a nuestra sociedad. El Imperio se levanta también como soberano económicamente: continuando activamente en el proyecto antropofista que hemos levantando, estableciendo políticas económicas que permitan al Anáhuac ser autosuficiente para proveerse alimentos, energía y medios de producción, e implantando políticas fiscales que permitan a las instituciones imperiales y locales sostenerse económicamente a corto, mediano y largo plazo.

En éstos días que se aproximan, honremos con mucha dignidad a los héroes que nos dieron patria y libertad. Festejemos lo que somos, y levantemos con orgullo la voz para afirmar a los cuatro vientos nuestro destino. Alegrémonos con el trabajo y el esfuerzo. Llamo a todos los pueblos del Anáhuac, a sumarse abierta y francamente al progreso del Imperio, en las loables actividades de la infraestructura digital, de las artes liberales o de la administración pública. Pero con especial énfasis, llamo a todos mis súbditos a unirse para concluir a la mayor brevedad posible los trabajos principales de la Villa de Yturbidópolis, que será asiento de la Unión del Imperio Constitucional, en la gloriosa y pacífica Imperial Ciudad de Puebla de los Ángeles, capital de nuestros dominios. Esos trabajos han quedado retardados considerablemente, por la dificultad que corresponde su levantamiento. Tú, anahuacense esforzado y constante, continúa levantando las indestructibles columnas de nuestro progreso. Tú, anahuacense aún no comprometido totalmente, levanta el ánimo y sostén hombro a hombro el trabajo de tu hermano. Hagamos que el asiento de la Unión sea el más glorioso y respetable que podamos levantar jamás.

¡Pueblos congregados en ésta Unión! Los exhorto a asumir personalmente el compromiso del progreso. Levantémonos y todos, sin excepción, honremos la memoria del valeroso hombre que sin derramamiento de sangre convirtió al Anáhuac de esclava a señora. Alegrémonos también, porque hoy como nunca los anahuacenses pueden mirar a su invicto Emperador y Libertador, el glorioso Don Agustín de Iturbide y decirle: hemos honrado tu memoria con honor.

Anahuacenses, Aquel que empuña el cetro de ésta Unión saluda a sus pueblos alabando al Dios Todopoderoso, que quita y pone a los reyes, y a Él agradece que nos haya guardado a nosotros y a nuestra sociedad, y que haya dado entendimiento a éste su siervo para gobernar los destinos de éste Imperio. Que Nuestro Salvador nos conceda eternamente la luz del Astro Rey, y que nunca oculte Su rostro de entre nosotros, y nos llene de prosperidad hasta que las estrellas caigan del cielo. A Él sea la gloria y la honra, por los siglos de los siglos, Amén.

 

Dado en nuestro Palacio Imperial de Ovando, Puebla de los Ángeles, a siete de septiembre del primer año de mi imperio.


Yo, Agustín Damián Emperador

  
¡Monarquía, Independencia, Unión! ¡Viva el Emperador y la Emperatriz! ¡Viva el Anáhuac!